EN HOMENAJE AL ESCRITOR ALTEÑO, A UN AÑO DE SU MUERTE
Monday, August 04, 2008
Amigos, la Crónica de Ricardo Bajo H. que se publicará por estos días en la Revista La Ramona, hará referencia al homenaje de nuestro amigo escritor Crispín Portugal Chávez; aprovecho la oportunidad para que juntos podamos recordar a Crispín, que espiritualmente nos acompaña, día a día:
Crispín Portugal: árbol joven y otoño
Ricardo Bajo H. (Revista La Ramona)
Noche del 17 de julio, noche de resaca paceña tras los festejos del 16. Lugar: mítico “Bocaisapo”, casi esquina de la calle Jaén, donde vivió Murillo, antes de que lo colgaran los españoles. Hora: nueve de la noche. Frío, combativo a base de calientes y cargados té con té.Casi treinta personas charlan en las mesas. Se han reunido para recordar y honrar la vida, memoria y muerte de un joven escritor alteño, suicidado un año antes. Su nombre: Crispín Portugal, cuentista, promotor cultural, editor, luchador y una de esas personas que eleva el nombre de la combativa ciudad de El Alto.Se presenta su último libro: “!Cago pues! Recuerdos de sus amigos”, de la editorial que fue suya, Yerba Mala Cartonera.Los troveros Sergio Antezana e Israel Badani le dedican temas con la sola compañía de una guitarra, a la luz de las velas y el sapo. Suena Silvio, de la ausencia y de ti.La compañera de vida de Crispín (Virginia Callisaya) susurra y se estremece en compañía del hermano del escritor. En una mesa, en solitario, observan desde lejos, desde cerca, las miradas de los amigos de Crispín.Los “yerbamalacartoneros” (Darío Luna, Beto Cáceres y la nueva adquisición, Claudia Michel) extienden dos decenas del “Cago pues” en su mesa. “Por si acaso, se venden a 4.99 bolivianos, ni más ni menos”, dice Darío.Gabriel Llanos, escritor amigo y uno de los presentes en el libro con su relato “Así imagino tu muerte”, llega tarde y se sirve una chela.Comienzan los relatos. El periodista Richard Sánchez lee su tributo “Para recordar a Crispín”. El compañero de batallas, Darío Luna, recita un poema: o “Sajra T´ula” (“Como hilo de agua caída / la vertiente luz se colapsa. / De la fuente rígida, inerte, emerge el alhma mather, voraz del alma. / Sabe Wiracocha. / La sajra t´ula / torna a germinar”.
Antes, Mauro, de la brigada “cartonera” lee los textos inéditos de Crispín, de los cinco presentes en el libro. Comienza con “Mi nombre es” y sigue con “Hombre perro y tú”. Suenan aplausos tímidos pero emocionados. Llanos toma la palabra y con sentimiento reivindica la literatura de vísceras, el “género” de Crispín. Luego lee su recuerdo: “Te imagino llegando al aula con la corrupción antelada de la muerte, escuchando la voz portentosa del Orihuela, la erudición de la Velásquez, la sabiduría del Paredes y te imagino escribiendo sobre un cuaderno cosas que la bronca y las vísceras pueden producir, entonces, ahí me doy cuenta que no te imagino, que estás ahí, en el último asiento del banco, incomodando y molestando los sensibles sentidos. Diciendo que tanto la escritura como la muerte nace en las tripas y sale como semen por los poros”.Oswaldo Calatauyud Criales (“Etimología de la ausencia”), Miguel Lundin Peredo (“La vengadora que amó a Crispín Portugal”), Vicky Ayllón (“Me acuerdo de Crispín), Marco Montellano (con un poema), el argentino Nicolás G. Recoaro (“Nevada”) y Marcelo Gutiérrez Pardo (“Para Crispín, donde esté…”) no han llegado, están lejos de Chuquiago Marka y cerca del “Boca”.Beto Cáceres se resiste a leer su relato “Huajta” con su dedicatorio de Emile M. Cioran: “un libro es un suicidio aplazado”.El dos veces ganador del Premio Nacional de Poesía “Yolanda Bedregal”, el tarijeño paceño Jorge Campero se “vende” por una chela de más y lee mi texto. Todo un placer. El cantante y líder de la banda “metalera” paceña Alcoholika, Vico Paredes, observa callado, con lentes.Las palabras callan y suena de nuevo la música de Sergio Antezana. Cae el tributo en una noche fría y tranquila en homenaje a un hombre tranquilo y sobrio. La nostalgia y el recuerdo se cuela por la puerta entreabierta del “Boca”. Emoción contenida, cierta tristeza y las risas de las anécdotas en torno al “torcido” de Crispín llenan la post velada. Darío recuerda: “mañana, en Rio Seco (barrio alteño) tenemos otra reunión para presentar el libro y el sábado, en el Cementerio, volveremos a encontrarnos con Crispín, con su literatura y con su vida. Quedan todos invitados. Espiritualmente nos acompaña y lo hará siempre. Nos ha dado la fuerza para seguir en nuestro amor por la cultura boliviana”.
RECUADRO UNO
Un cachito de aura punzanteCrispín PortugalPrisma lúgubre, aciaga aura eficaz pestilente, frío nocturno e innato que taladraba las carnes de una expósita niña en el ambiente reverberante. Recuas de personas que transitaban por la acogedora vereda de nuestra amiguita.Queda almidonado el dolor de los últimos golpes de las palabras fluidas de un tutor desalmado que aprovechando su candidez la condenaba por perpetuidad al destierro de sus sueños ilusos, necesidad de la tierna edad que tenía.“!Que no saldrás!, ¡que dile que nunca podrás!, ¡que los juguetes no transmiten nada saludable!, ¡que leas esto! ¡que harás solo lo que yo quiera!”`Palabras que retumban en la mente de su pedacito aciago de vida, catorce años de soportar un autismo de caduca y obsoleta existencia. Vivía la vejez en una niñez arrancada de raíces, cohibida a estrepitosos golpes; una pica ardiente, alegría esfumada al limbo de las mustias más desgarradoras. Ay, si usted la viera.“Vamos Waira, que tenemos que seguir bregando por la existencia”, se decía a sí misma. “Vamos, búsquemos otro lugar donde reconfortar el cuerpo extenuado”. Portaba ya piltrafas de las un dia ropas, el rostro pálido y descuidado, un carmín inspirado en los labios y un colorete fútil en las mejillas, los cabellos enredados mofándose de su triste existencia. Caminaba cual un búho moviendo la cabeza, parecía buscar a alguien, pues sin lugar a dudas, amaba.De pronto el furor del tiempo impredecible cayó sobre ella. Sí, empezó a llover y entonces la tomó del brazo y la condujo al antro de su desventura, no tuvo tiempo de gritar o pensar pues el golpe más duro de su vida la sumió en la nada, en la nada.Yace más sola que nunca, después que los amantes fugaces la abandonan, una lágrima ardiente resbala por sus mejillas quemando todo vestigio de vida, hasta caer en una flor marchitándola inmediatamente.“Vamos Waira, que no te levantes nunca, que no tienes ya que vivir, que dejáte morir lenta y dolorosamente por la culpa sin culpa de tu epílogo funesto”, se decía a sí misma.
Más nunca se volvió a levantar, ni a decirse cosas a sí misma. Yace el cuerpecito si vida de una niña prototipo, pero ahora ella descansa, descansa para siempre.
Más nunca se volvió a levantar, ni a decirse cosas a sí misma. Yace el cuerpecito si vida de una niña prototipo, pero ahora ella descansa, descansa para siempre.
RECUADRO DOS
Crispín, en la estaciónde la tierraRicardo Bajo H. *Conocí a Crispín Portugal, escritor y activista cultural alteño en el fatídico 2003. El festival de literatura de la Wayna Tambo había parido un nuevo colectivo de escritores jóvenes. Se hacían llamar Los Nadies, tomando el nombre de un poema de Eduardo Galeano. Era noviembre y octubre todavía estaba en la retina, cargado en rojo. Changos, escritores con ganas de transmitir, El Alto, ciudad valerosa e irreductible… “Estos tipos se “merecen” una nota y en tapa, carajo”, me dije. Y así fue, me contacté con Vicky Ayllón, que todavía laburaba en el Cedoal del Espacio Patiño, antes de que la botaran injustamente. Vicky citó a Los Nadies y la nota se hizo. Salió en tapa y centrales del Fondo Negro un 2 de noviembre de 2003. Allí estaba Crispín, detrás de Rodny Montoya y Jacqueline Calatayud, agazapado junto a Marco Llanos. En la azotea del Cedoal, en una tarde soleada de noviembre.Dicen los amigos cercanos de Crispín que su obsesión era la muerte. Y era verdad. En aquella lejana tarde de chompa y sol, me dijo: “escribo por la necesidad de transmitir sentimientos, de dolor, de muerte, el tema de mi obra es la muerte porque es una cosa muy temida y muy inspiradora, también”. Luego, cuando nos intercambiamos emails, me di cuenta que nada de lo que decía era pose. Su dirección era cagopues arroba…Así, me contó que su primer poema, a los ocho años, se tituló: “siempre quise morir menos hoy”. Y parece que también fue su último verso, el que escribió un 18 de julio. Le gustaba Renato Prada, Adela Zamudio y Robertito Echazú, del cual aquella tarde de noviembre cargaba su poemario “La morada del olvido”.Compraba libros usados en la feria 16 de Julio de El Alto y dicen sus amigos cercanos que sobre su mesilla, la última noche, estaba “Frankestein” de Mary Shilley. Seguramente lo compró en la 16 de Julio, donde antes también había adquirido clásicos como “El doctor Zhivago” y “Los tres mosqueteros”.
En aquel Fondo Negro publicamos un cuento suyo,”Fragancia de muerto”. Otra vez la muerte, siempre la muerte, la canción eterna que lo vestía de luto.Nos vimos por aquí y por allá, pero la segunda vez que entrevisté a Crispín fue en agosto de 2006.La editorial Yerba Mala Cartonera había nacido unos meses atrás. El que escribe estaba a cargo de otro suplemento cultural, El Malpensante, en El Juguete Rabioso, de Wálter Chávez. Publicamos apenas dos números y en el segundo los “cartoneros” y su literatura militante estaban en la tapa. Y ahí aparecía otra vez Crispín, sentado en el suelo de la plaza Abaroa de Sopocachi al lado de su cuate Darío Luna.Junto al “parche” con todas las novedades de la primera hornada de los “yerbamalacartoneros”. Era mediodía, charlamos sobre literatura, sobre autores malditos, sobre los mecanismos alternativos de publicación, sobre los jóvenes escritores y sus dificultades de salir a las calles con sus obras…Crispín hablaba de Borda, de Churata, del vanguardismo andino…Al final de la charla, me compré varios ejemplares de la primera colección de la YerbaMalaCartonera. Crispín me dedicó el suyo, “Almha, la vengadora”, que por cierto es el “best seller” de la editorial cartonera, en una especie de justicia y venganza poética.“Para un compañero y todo lo ligado a ese “gran” término. Con absoluto aprecio por su calidad humana, para Ricardo Bajo, gracias, La Paz 31 de agosto, 06”.Así era Crispín, callado, reflexivo y con una humanidad que no se podía aguantar, como dicen los gitanos. Solo hablaba para decir verdades como puños. Un tipo necesario, imprescindible, de los que luchan todos los días, como decía Bertold Brecht.En una de sus obras, la citada y exitosa “Almha, la vengadora” (una de sus virtudes es llevar a la ficción el mediático mundo de las cholitas peleadoras de lucha libre), su protagonista, luchadora del “cachascán”, hija del más odiado y despreciado luchador, el “Khari khari” exclama antes de enfrentarse a “Chota, la j´achota”: “hasta cumplir mi sentencia, gritaré: quiero morir”.
Crispín está ahora descansando, en la estación de la “pachamama” junto a Robertito, a Victor Hugo, a Blanca, y a tantos y tantos compañeros escritores. “El hombre vive cansado. Espera cualquier / estación /de la tierra. Ama a una mujer. El hombre vive / cansado. La estación de la tierra lo espera/ -muy dócil- como un viejo rencor”. (“Akirame”, Roberto Echazú)* Esta nota está incluida en el libro “!Cago pues! Recuerdos de sus amigos” de Crispín Portugal Chávez, de la editorial alteña Yerba Mala Cartonera.
RECUADRO TRES
La Yerba Mala Cartonera
La editorial alteña Yerba Mala Cartonera nació en 2006 a la luz y compañía de otros proyectos análogos: Eloísa Cartonera de Buenos Aires, Sarita Cartonera de Lima, Animita Cartonera de Santiago de Chile y Lupita Cartonera de México D.F.Recientemente el argentino Colectivo 7 presentó el documental “Yerba Mala” en la última Feria del Libro de Buenos Aires.Crispín Portugal, junto a Dario Luna y Beto Cáceres, fue uno de sus mayores impulsores y entusiastas, llevando y trayendo libros “cartoneros” de diferentes autores por toda La Paz y la ciudad de El Alto, regando y “regalando” literatura.Para contactarse con los “yerbamala”: acà van sus fonos: 735-05781, 722-62533, 795-33978 y 712-08058.O en el email: yerbamalacartonera gmail.com o en el blog: http://yerbamalacartonera.blogspot.comLos libros se pueden comprar en los siguientes “kh´atus” de La Paz: Cedoal, Librería Azul, Etno Café y todos los jueves y domingos en la Feria 16 de Julio de El Alto.
posted by REEB @ 10:11 AM,
2 Comments:
- At 3:06 PM, Marco said...
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Yo quiero un librito de esos che...
- At 5:10 PM, REEB said...
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ya puej, cuando llegues a La Paz por aquello del encuentro Bloguiviano,lo pides al Estido, lo dejaremos a él. Te parece?
Abrazos.