Al diablo con la FIFA, en primer lugar. Esta institución nos es más que una conformación de personalidades que buscan más allá de la salubridad de los jugadores, intereses de tipo personal (como cerdos que se bañan con el dinero de los fanáticos y no fanáticos), e intereses colectivos (que sólo permite la participación de un número reducido de equipos para tener la mayor posibilidad de que sus equipos —a los que pertenecen— resulten ser los ganadores). En realidad resulta ser un interés de tipo elitista, y en ese macro pensamiento que existe en ese pequeño grupito, las posibilidades de respeto a la soberanía de los países en desarrollo, quedan simplemente, excluidas. Ahora es cuando uno se debe dar cuenta que los países pobres no son tomados en cuenta, si tuviéramos un poquito de poder, ellos nos consultarían, para emanar cualquier resolución universal con relación a las normas del deporte. Para estos sin vergüenzas de la FIFA, no somos nada, nuestro país resulta ser un simple paria que no tiene voz ni voto, por eso al diablo con la FIFA, en primer lugar. América debería reunirse para crear una nueva organización que de el ejemplo de cómo debería manejarse el deporte. Pero volquemos nuestra mirada al país que nos vio nacer: Ministerios, prefecturas, municipios, colegios, medios de comunicación, instituciones privadas, utilizaron como publicidad, el veto a la altura. Con demostraciones físicas, nos manifestaron que en Bolivia, se hace deporte, y la obviedad, da bronca. Los que fueron y serán utilizados para reclamar a la FIFA sobre el veto, no se están dando cuenta que, PARA SER DEPORTE, NO NECESITAMOS DE NINGUNA INSTITUCIÓN (FIFA U OTRA) O AUTORIDAD QUE NOS DIGAN CUÁNDO Y DÓNDE DEBO PRACTICAR UN DEPORTE. Uno cuando quiere, sale a la autopista y puede trotar toda la autopista. En mi barrio, en los barrios, cada fin de semana se organizan encuentros deportivos y sin estar pidiéndoles a la FIFA si debemos jugar o no, uno se puede inscribirse a un gimnasio cuando y en el momento que quiere, jugar al taco, ajedrez, fulbito hasta en el patio de nuestra casa lo podemos hacer y no siempre en la calle, que habitualmente lo hacemos porque no tenemos suficientes canchas. Ven, creo que siempre hemos practicado deporte y no hemos necesitados de autoridades que nos obliguen o nos digan cómo debemos jugar. La campaña contra el veto a la altura, no es para el hombre de a pie, ya que nosotros no nos beneficiamos en nada. Los clubes de deporte: Bolívar, Strongest, Wisterman, y no sé que tantos otros equipos que se crearon en cada departamento, ellos, precisamente ellos deberían encabezar la campaña contra el veto a la altura, por qué no hacen su huelga de hambre, por qué no se crucifican, por qué no hacen una marcha de protesta contra el veto. Por qué se tiene que utilizar a otras personas para el beneficio de éstos jugadores, que ultimadamente, no juegan bien. Ellos viven de nosotros y lo peor es que no nos hemos dado cuenta.
LUNA, para servirles...